Pues si, como la vida misma... se nos suceden momentos buenos y momentos no tan buenos...
¡que cosas!... fíjate...
el día 6 fue mi aniversario de bodas... ¡¡ 25 años!!, (todo un record si nos paramos a pensar en la de divorcios y separaciones de parejas que hay actualmente...), me pareció precioso poder celebrarlo con mis hijas, ... nada espectacular... pero sí especial...
Mi marido me regaló un ramo de novia que me hizo llegar a mi trabajo, ¡ te puedes imaginar la sorpresa y la espectación de todo el mundo!... yo no me lo podía creer.. ¡ que loco está!... ¡es adorable!... y te cuento más... en la tarjeta que me envió con el ramo ponía:... "¿repetimos?"...
¡¡¡ pues claro que repetimos!!!! le dije... cuando quiere... sabe ser muy romántico.
y es que pensar que va a estar tan lejos tanto tiempo.... sobre todo sin poder abrazarla cada día, ni achucharla... eso es lo peor...
sé que va a estar bien, que va a hacer amigos, que va a practicar aleman y mejorar en este idioma... pero... romper o mejor dicho... estirar el "cordón umbilical"... es doloroso..., aunque me alegre por ella... no sé si me explico...
Se va a una asociación juvenil de voluntaria, y seguro que esta experiencia le va a hacer madurar y crecer como persona un poco más, porque ella ya es una persona maravillosa, y también aprenderá a ser un poco más independiente... esas cosas son buenas siempre...
pero tienes un peso en el pecho, el corazón te duele... y quisieras tenerla cerca aunque sea para oirla protestar por algo... y te escuecen los ojos ...no sé... son cosas de madre, supongo...
Menos mal que existe el skipe para poder hablar con ella, y que el próximo mes iremos a verla aprovechando las vacaciones...
Bueno, y por hoy... ya está bien de lágrimas y lamentos...
pensemos en positivo..., y si su camino pasa por Alemania... deseo que sea para bien.
Te quiero Marina.

Recuerdo el poema de Kalhil Gibran: "Tus hijos", supongo que lo conoces... seamos buenos arqueros...
Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.
No vienen de ti,
sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellos,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Tu eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas,
son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.
